SUERTE

Comprendí que los sueños no se materializan, ni se hacen realidad. He constatado que la suerte sí juega un rol protagónico en esta vida tan atestada de caos y vorágine, pero lamentablemente, no todos saben dar vuelta a la ruleta con la misma intensidad. En mi bóveda celeste no hay esperanza de ver asomar los rayos de Febo, pues día tras día solo hay lluvias torrenciales e implacables tormentas. La música ya no se oye en el exterior, sino aquí dentro, donde la sangre hierve a causa de la vehemencia y el furor reprimidos. Ya nadie mira ni habla igual que ayer, pues se han dado cuenta de lo mismo que yo: ya no existen las perspectivas ni la ilusión. Ya no basta solo el deseo, ahora todo es obra de la jodida fortuna que me persigue y no me alcanza. 

Estoy sumergida en la inmensidad de un océano colmado de falsedad y odio, que parece no acabar nunca. Algo me impulsa con fiereza rumbo a las profundidades, y no planea liberarme en un futuro cercano. Ya nadie puede colaborar con mi redención, y ciertamente tampoco es mi voluntad; necesito saber qué tan lejos está el fondo que se esconde bajo mis pies, antes que mi cuerpo emerja inerte sobre estas aguas negras que me abrazan. 

***
 
Una última vez hago el intento de salir a la superficie, pero ya no consigo que el oxígeno irrumpa dentro de mí y acaricie mis pulmones. El odio que ha conquistado mi cuerpo me asfixia, me ahoga... 

Abro los ojos y solo hay un resplandor que me ciega, y es el fin. 

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